De entre los muchos sueños que podamos llegar a tener en
esta vida siempre estarán presentes: ser felices cuando alcancemos nuestras
metas, encontrar el amor verdadero, tener una larga vida… Esos son nuestros
sueños, los del alma, que van más allá de los logros académicos o el poder adquisitivo.
Y aunque sean sueños, en algún momento llegamos a ellos. Los hacemos realidad. Y,
si somos humanos, inmediatamente empezamos a soñar de nuevo, porque si este es
el sueño... entonces nos gustaría despertarnos. Ahora, por favor. Así somos. Y
puede que en algún punto, quizá debamos aceptar que el sueño se ha convertido
en pesadilla. Nos repetimos que la realidad es mejor, nos convencemos de que es
mejor no soñar jamás. Pero los más fuertes, los más decididos, nos agarramos a
nuestro sueño. O nos encontramos a nosotros mismos enfrentados a un nuevo sueño
que nunca habíamos considerado. Nos despertamos para encontrarnos a nosotros
mismos, contra todo pronóstico, llenos de esperanza. Y, si tenemos suerte, nos
damos cuenta que frente a todo, frente a la vida, el verdadero sueño es ser capaz
de soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario